Déjame llamarte
querida
Una vez oí nombrarte
Más hoy no lo
recuerdo
Sabes…
Su mirada era tan
fuerte esa noche
Yo no sabía de él
hasta entonces
Era una sensación
extraña
Nadie me
intimidaba
De ese modo hacía
tiempo
Con tan solo una
mirada,
Aun sin
conocernos él y yo,
Supe de vos
Pero él no
apartaba su mirada
Y ya no me
disgustaba,
Al contrario me
gustaba cada vez más
No lo demostraba junto a él
Cuando nos
conocimos, disimulaba
Sabía que tú
existías
Nunca nos dijimos
nada
Su mirada hablaba
por si sola
Quedó así, pasó
el año
Con esa aventura
extraña que sentí
Con el tiempo
fuimos más cercanos
Había más
confianza
Los saludos y las
risas espontáneas
Y mi corazón se
alegraba con solo verlo
Dentro mío se
hacía más visible su sentir
Cada vez más
juntos, más cerca, más solos
Cada vez… cada
vez más excusas
Yo veía en sus
ojos más brillo
Más ansia, más
aproximación
Ya no dudó en un
abrazo
En ese abrazo
temblé
Al sentir sus
latidos,
Y no supe qué
hacer
Solo me alejé, sin
más
Luego volé…volé en una locura
Una locura
hermosa y mía
No sabía cómo
proceder
Sabía que si volvía
a suceder
No iba poder
contener
Lo que en mí él producía
Una sensación tan
acalorada
Que intentaba
contener de su mirada
Logré evadirlo cuando
Me abrazó tan
fuerte por segunda vez
Pero sin mentirte
allí me quedé
No lo rechacé,
quería sentir
Lo que me quería decir
su corazón
No había más
dudas
Era como lo
intuía yo
Por ti huía… de
él ya no
Lo quería cerca,
Me gustaba lo que
sentía en su abrazo
Y cuando
nuevamente sucedió
No resistí, un
beso pedía sus labios
Sus latidos me
gritaban
Los dos supimos
en ese momento
Que no estaba
bien
Pero en su boca
quedé presa
Y con sed, sed de
él
Por ti querida…
me alejo
De él,
Guardando en mí
Lo que entonces
sentí
Eres afortunada,
Es un buen hombre
Y será un gran
padre.
Margarita Schaerer ©
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CABA - Argentina