domingo, 26 de junio de 2016

MUDRA DEL AMOR

CCVIII


Estaba  recostada en la cama mirándolo
Él sentado en el borde dijo:
_ Dame tu mano
Y extendió la suya mostrándome la palma
Accedí, y extendiendo la mía apoyé a la suya
No había mucha diferencia
Encajaban perfectas 
Acomodó con la otra mano
Las cuatro uniones entre nuestros  dedos
Para saber la exactitud del tamaño
Que faltaba o que sobraba
Un acto un poco tonto y tierno
Que entre risas acompañaba el momento
Aún recuerdo su expresión
Su embeleso en ese instante
Que jugaba con nuestras manos
Esa picardía en su cara
Su mirada, su ternura
Qué quería probar con ello?
Hasta ahora no lo sé
Solo que en mi mente quedó
Esa estúpida escena
Que suavemente
Entremezclados se deslizó
Para culminar aferrándose
Entrelazados con fuerza después
Más...creo que desde entonces
Mi alma en sus manos quedó
Y en mi palma
El latido de su corazón
El eco de su risa
El sonido de su voz
El roce de sus caricias
El gusto de sus besos
El calor de sus abrazos
Que una vez me regaló
Y al  mirar mi mano
Esa que con la de él se unió
Formando  con la mía
El Mudra del amor
Cierro  el puño tan fuerte
Recordando aquel amor
Que la última vez que nos amamos
Se apretaron entrelazados
Tan fuerte, al punto que mi cuerpo tembló
Nunca hubiera imaginado que en ese instante
Nuestras manos ya presentían un  adiós.

Margarita Schaerer © 
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CABA - Argentina