AUTOR: Margarita
Schaerer
Junio; día 29; 22:00
hs a 70 metros de casa, llegando del trabajo me dispongo a cruzar el semáforo y
espero el próximo porque… uno, no estaba
con prisa y dos, ya estaba por agotarse el tiempo en cambiar. Un hombre sostenía
de la correa su perro maltés blanco terminando de cruzar para mi lado, el dueño
hace una diagonal pequeña de unos dos metros hacia el mercado antes de subir a
la acera y tiraba del perrito que se tironeaba para mi lado, el hombre le decía
_ vamos, vamos , pero el perro se empecinaba en acercarse a mí que era la única
que estaba para cruzar , allí parada no me percaté en ese entonces por estar
con el auricular y mirando las luces… fue como un sacudón las palabras de aquel
hombre y visualicé la insistencia del
animal que al momento agachándome lo saludo con un _Holaaaa y le
enseño las dos manos, ya que él me movía la cola como si me conociera, le
acaricio la cabecita y lo apapucho los cachetes con las dos como lo haría con
mi mascota y pude ver a mi Pupy en su carita, con el mismo color azul de la
correa… el señor se disculpa y yo contesto _ no pasa nada es igual a mi perro
que ya no está. No sé por qué dije
aquello, si fue mi Pupy que le dijo acércate a ella, al hombre ni lo miré y al
terminar de cruzar sentí una emoción mientras caminaba que me dibujó una
sonrisa hasta ingresar a la puerta de casa.
Hoy primer día del mes de julio, mes de su
aniversario de partida, faltan varios días, más
mi amigo, mi ángel canino me dijo que aún está conmigo… dirán, esta
mujer está loca por creer en estas cosas, pues déjenme decirles que es una
sensación maravillosa.
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CABA – Argentina