AUTOR: Margarita
Schaerer
Y no, no tenía 100 años , pero la maquina sí...no recuerdo la marca, pero…cómo
la recuerdo!. Mis manitas no alcanzaba o no pasaba de sus primeras décadas , la
fuerza que debía prestar al presionar sus teclas redondas y negras en esas primeras auto-clases jugando . Copiaba las lecciones de dactilografìa de mi hermana mayor
qpwoeiruty ensayando los dedos en
las posiciones que no lograban llenar sus lugares, diciendo mental y oralmente
como se llamaban mis dedos, en vez de meñiques,pulgares y demás, de izquierda a
derecha de ahí en más mis dedos eran letras, números y signos… hoy al
recordarlas se recrea una sonrisa.
Al hacerlas, bailaban las letras que pegaban en la cinta , impregnando según la
fuerza, en la hoja que se iba corriendo hasta no dar más, en la qué el sonido
de una campanita me indicaba hasta acá... aún recuerdo ese sonido cada vez más
seguido al dar cuenta que aceleraba el culmino de cada línea... que luego
sucedía el crujido de empujar al otro extremo, con ese gancho que ya lo
posicionaba renglón abajo a la hoja, qué
maravilla!, era todo un logro llenar esa hoja y girar el rodillo para colocar
otra para seguir, o prestar atención en colocar la hoja del otro lado para que
no queden una escrita hacia abajo y otra arriba , esos chirridos tan
peculiares, que iban llenándome de gozo , aaahh sin contar otra de mis
favoritas... podía escribir en dos colores , oh! qué emoción bajar la tecla del
costado, y al ir subiendo la hoja ver las letras impresas en rojo ,qué juguete
mas preciado me legó el abuelo , lástima, no tuvimos el placer de conocernos
pero estoy segura que en estos momentos está viendo lo que estoy escribiendo y
lo que hice con su máquina ,y ,quizás en aquel momento inconsciente de mi
infancia, también estuvo conmigo, en esa algarabía de sin tener alguien guiando
mi juego, fue instruyéndome intuitivamente hacia lo que hoy es una pasión
inagotable ,allí nació mis letras , allí se fortaleció mi mano, que luego se
vistieron de pluma, allí estaba mi sueño escondido en ese juego infante , pero
en mi ilusa cabeza era impensado escribir , sí... ser una secretaria quizá mas adelante ,
aquellos tiempos la tecnología de hoy no estaban y tener eso en casa era
wow!... Sí había otras ya más actuales y luego salieron otras , pero no se
compara, esa era especial, era de mi abuelo.
Cada sonido hoy suena como un armonioso conjunto melódico en mi cabeza ... cada
chasquido de las teclas, un compás único, al unísono con el golpe en la hoja ,
y la tecla larga que al dar el toque con los dos pulgares, hacía...el son del
espacio antes de la siguiente nota danzante , y el clin de la campanita que me
llamaba, a una pausa más larga dando el paso al crujiente espacio recorrido del
acorde letral, qué concierto más bonito suena en mi memoria , golpecitos
tamboriles que hacen vibrar mis latidos, al memorarlos tan nítidamente en mi
corazón, y que a su son... estas mismas yemas años después golpetean suaves y
casi sin tactar otras teclas ... en memoria de mis recuerdos que renacen hoy.
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C.A.B.A. – Argentina