XC
AUTOR: Margarita
Schaerer
Tarde calurosa,
una emoción que invade a dos corazones, nervios y alegría se entremezclan…cae
el sol se acerca la hora del ansiado encuentro; un viaje eterno hacia el lugar pactado,
pensamientos divagando en el camino, a través de la ventanilla el paisaje en
movimiento que se desplaza hacia atrás acortando los metros del destino, caras
que suben otras que bajan; qué importa no es la que espera ver…ya se puso el
sol pero aún aclara ya divisa el cruce de avenidas y la estatua, símbolos del
pacto de encuentro; llega al lugar se acelera sus latidos, mira el reloj aún no
es la hora ,se sienta en una banca, entra un llamado…pregunta –Donde estás?...,levanta
la mirada, ya lo ve, pero él aún no, se
incorpora y va hacia él, ya frete a frente ,un saludo, un beso y caminan juntos…Un campo verde, la avenida
con sus primeras luces y una estatua ,únicos testigos del momento y como niños que no sabían que hacer reían;
habían decidido estar juntos hasta el siguiente día…caminaron largo tramo hasta
una plazoleta en una diagonal, allí una parada de taxi y las callecitas que la
bordeaban fueron cómplices callados de palabras y risas que hicieron pasar las horas,
en ese lugar un presente simbólico que aun hoy cuelga de su cuello….no eran
niños ,pero no faltaron los nervios, las manos sudorosas que no tenían que ver
con el clima, el reloj no para y los adentra a la noche, motivó una decisión…no
pudo ser más especial ,una cena bajo las estrellas, el manto del firmamento
brillaba con tal intensidad, cubriendo el lugar con su esplendor, las manos,
las miradas y las risas quedaron impregnadas en los recuerdos de las palabras
que se conjugaban en ese momento presas de los nervios, luego de otro rato de
horas…ya no había excusas, sabían que en momentos se pertenecerían, que las
palabras en versos y canciones ,tendrían
cuerpo ,sonidos y forma…los nervios y la ansiedad reinaba en los dos,
llegan y en aquel cuarto la noche se adornó con besos y caricias, tan ansiadas
y anheladas a distancias, tan deseadas y soñadas en noches solitarias, que
inundó el lugar iluminándolos ,el brillo de sus ojos encandilándose uno al otro y en sus roses ;los
versos fueron tatuados en la piel, las canciones sonaron mudas en susurros y
las palabras se fueron hilvanando en sus cuerpos enlazados…mientras se
entregaban en alma.
Él, tanto la
quería que esa noche solo quiso admirarla…la amó, si la amó y ella se sintió amada,
cuando en esa entrega que ella daba, el decidió respetarla…se amaron en besos,
en caricias, se amaron en esos cuerpos despojados de todo, desnudándose uno al otro
en alma… Él la arrulló hasta quedar
dormida en sus brazos y quedó velando
sus sueños ,despierto acariciando su piel ,su pelo, admirando ese cuerpo que
yacía a su lado, cuantos versos poeta allí callaron o quizás dichas en
pensamientos…la musa azul de su poemario, placida dormía en sus brazos…pellízquenlo
a ver si no está soñando, no…no es un sueño, es su ensueño realizado, el
amanecer vino nublado y la tenue llovizna gris que caía era la imperiosa despedida
que llegaba, pasaron 14 horas de aquel encuentro tan deseado frente a la
estatua el adiós del momento era inminente…no hay recuerdos del instante siguiente, sólo los mensajes a los pocos
minutos y sonrisas en las palabras que
llegaban.
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