CLXXX
AUTOR: Margarita Schaerer
Desde siempre
el galanteo de un
hombre,
no me atrajo,
aunque admito que
es agradable sentirse alagada,
creo más bien que son artimañas
que usan para el
cortejo,
endulzando así
los oídos
de quien las oye,
muchas veces digo
otro “chamuyo”…
he escuchado de todo,
desde siempre,
empezando por mis
padres,
pasando por la
familia.
Ya cuando uno
crece
se escuchan murmullos
entre amigos
de quien les
parece más bonita
o quien les gusta
y porqué,
a lo largo de mi
vida he escuchado ;
qué ojos ,qué
linda sos, bonita,
linda, princesa ,ángel,
qué voz ,esa voz
de fm…
y muchas más ,
luego me río
porque al fin y al
cabo
todo ese
encantamiento
con el tiempo se
esfuma ,
la que una vez
canto como un ave ,ya no canta …
la que una vez enamoraba con su danzar, ya no baila,
la que una vez
era joven se le marcan los años,
la que una vez le
brillaban los ojos ,
hoy los tiene
cansados,
de ver tanta
hipocresía en la vida,
no espero que
entiendan
lo que aquí digo
mis adentros
saben lo que cuentan,
la de los ojos
pardos ha visto tanto…
Muchas veces…
quise ser parte de las personas
que no tienen un encanto físico,
sentía envidia sana por ellas,
quería sentir,
que las personas se acercaban a mí…
por lo que puedo ser
y no por lo que ven o creen,
muchas veces sentí
ser un objeto, un trofeo,
un decorado más del otro
y eso que no soy,
ni me creo la mujer más bella,
pero sí, me considero una mujer bella…
no por lo externo
sino por lo que cargo dentro mío,
por los valores inculcados …
hoy por hoy
los valores son otra cosa
qué posees, qué sos, cuánto tenes,
se perdieron los valores
del respeto, la palabra y la moral.
Mi padre un día
me miró y dijo:
“nde pôrâitereí
che rajy anikena nde pôrâ reí”
_ sos muy linda
mi hija no sea que, seas solo bella
o lo que me quiso
decir …
que no tenga en
cuenta
la belleza
externa,
que esperaba que
sea bella por dentro
esas palabras
y aunque solo
fueron una frase pequeña
significó mucho
en mi vida ,
así como otras
tantas
que me ha
acompañado
en el trayecto de
mi existir,
así lo intento
cada día,
que sus palabras
no sean en vano
cuando se dirigió
a mí.
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