XXXVIII
Te dije que no era un ángel,
aunque tu siempre me viste con alas,
es que tu mirada fue celestial hacia mí,
me adicionaste a lo divino en tu vida,
me adoraste y me ubicaste en un lugar especial,
como en una gruta ,un nicho, un altar...
en donde la admirabas con devoción,
y en esa sumisión de la divinidad,
solo acrecentabas la imposibilidad de lo real,
y en lo divino de ese altar ,
solo reinaba la soledad,
te empeñaste en alabarme, en ensalzarme,
esas virtudes que crees que es mi luz,
y con la cual te maravillas...
te dije que no quería ser solo ángel,
que quería ser todo en tu vida,
ser uno con vos,
pero me mantuviste
en esa estampa de la divinidad,
inalcanzable solo en tu mente,
me acerqué a ti, para que me vieras,
y supieras que era real,
pero nuevamente sentí que me viste,
como una presencia celestial,
me tomaste en tus manos,
cual delicado tesoro
y me aprisionaste en un cofre de cristal,
pero al hacerlo me cortaste las alas para soñar,
me amabas ,me deseabas,
y me admirabas desde una vitrina,
ese ángel que tu titulaste ,
buscaba-te alcanzar,
imaginando desde dentro,
como salirme para irte a buscar,
pero antes, cortarse esas alas ,esas...
con la cual tu la veías,
sin saber que serían causa de su pesar,
intente tantas veces,
y no hubo manera de salir,
ya vencida decidí quedarme allí
y en versos desplumarme,
hasta que no queden plumas,
ni tintas de lágrimas para escribir.
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