Sorpresivamente fue el día del encuentro… que querrá decir, toparse con la gente así por que sí, un saludo al toparme con uno, cruce de palabras al apuro, mirada de - que bueno verte, una pregunta de cómo estás real; porque se siente cuando al otro en verdad le interesa, otro saludo a las corridas y allí termina. Pero no termina, te quedas pensando o por lo menos te hablas a ti mismo... y con gracia te dices - que loco todo, y que lástima no estaba con tiempo para alargar la charla, o sentarnos a conversar, y te alegra ese encuentro, y te preguntas - debió ser así? Tan corto?
Y sí, a lo mejor debía ser de esa manera - piensas mientras sigues caminando. Zas, a menos de cincuenta metros me topo con otro , bueno lo visualizo antes de llegar... lo más sorprendente, aún no salía de mi asombro anterior que ya estaba sorprendida nuevamente... otro saludo a las apuradas, palabras van, palabras vienen y otra despedida rauda y sigues , y sigues más anonadado que hace unos metros atrás y ya no piensas de manera individual en los encuentros, te pone más eufórica la secuencia de todo y saben qué, ya te generas la expectativa de que quizás te encuentras con otro ... pero no, al ya poner las antenas a la expectativa, no sucede, los encuentros fueron impensados y listo.
Te quedas con ese sabor sorpresivo y sorprendente que te hace llegar a tu casa y recrear lo loco que fue esos encuentros.
©Margarita Schaerer
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