CVIII
AUTOR: Margarita
Schaerer
A veces me
pregunto
porque dices
cosas
que no quieres ni
sientes,
cuantos adioses
he leído
pero nunca me lo
has dicho.
A vece te observo
y veo a un niño
que en su rabieta
pretende herir
la susceptibilidad
de sus padres
al no poder lograr
un capricho.
A veces quisiera
darte un chirlo
para que dejes de
lado esas rabietas
y entiendas que
aunque lo hagas
siempre me tendrás en tu vida.
Porque solo el
día
en que tú me
mires a los ojos
y escuche de tu
boca
que ya no quieres
saber de mi
sin enojos y en
calma
me alejaré de ti.
Dímelo sin miedos
mirándome a la
cara
dilo en calma
que todo acabó
dime que ya no
sientes nada
sé muy bien que
no es así.
Tus ojos lo desmienten
me piden a gritos
-no me dejes
tus besos se agarran
a mi boca
y me suplica -quédate
tu abrazo me da
la bienvenida
y me dice -no te
vayas
y tu cuerpo se
aferra a la mía
y me implora -regresa por favor.
Sólo el día en
que tú lo digas
solo cuando
pronuncies
el adiós con tus
labios
ten por seguro
que solo entonces
te diré Adiós
te daré un abrazo
y no volverás a
verme vida mía.
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